domingo, 29 de septiembre de 2019

LA PELÍCULA DE AMENÁBAR FALSEA LOS HECHOS DEL 12 DE OCTUBRE DE 1936 EN LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA



LA PELÍCULA DE AMENÁBAR, "MIENTRAS DURE LA GUERRA",  FALSEA  LOS HECHOS DEL 12 DE OCTUBRE DE 1936 EN LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

Ayer vi la película de Amenábar sobre Miguel de Unamuno. (“Mientras dure la guerra”). Independientemente de su valor fílmico y de la excelente actuación de los actores, especialmente de los que representan a Unamuno, Franco y Millán Astray, hay que señalar que el asesoramiento histórico es muy deficiente.



Los hechos que se relatan están muy escorados a problemáticas actuales y algunos, como los ocurridos el día de la Raza en paraninfo de la Universidad de la que era rector no solo no son exactos  sino que todo apunta a que no sucedieron como se relata. Allí, según la película, Unamuno de dijo aquello de “venceréis porque tenéis la fuerza bruta pero no convenceréis”. Y Millán respondió “Viva la muerte, abajo la inteligencia”. 

Pero el enfrentamiento no se debió a las supuestas palabras que han trascendido, sino a otras referencias sobre temas no ligados a la Guerra Civil que hizo Don Miguel. La versión que se ofrece en la película es la que elaboró seis años después de los hechos (1941) el profesor exiliado en Londres, Luis Portillo, que no estuvo presente en el acto y que tuvo noticias por la prensa francesa y republicana que elaboraron la noticia de oídas. Escribió un relato literario para la revista británica Horizon en el que reproducía el supuesto discurso de Unamuno en un paraninfo exaltado con un final en el que se llegaron a desenfundar pistolas. Hugh Thomas reprodujo en su libro esta versión y ello fue el inicio del éxito de esta descripción del hecho. El texto que escuchamos en el film es el que se reproduce en la edición del libro “La Guerra Civil Española” de ese autor publicado por Ruedo Ibérico en 1961 (cap. 42). También apoyan esta versión dos hispanistas franceses que han escrito una biografía de nuestro gran autor: Colette y Jean-Claude Rabaté  En el torbellino. Unamuno en la Guerra Civil, Madrid, Marcial Pons, 2018.

Seguramente Portillo elaboró este relato para acercar a Don Miguel a la causa de la República, dado que este profesor había conocido y admiraba a nuestro hombre que era un intelectual conocido en Inglaterra, lugar donde residía por aquellos días Portillo. 

En realidad, es imposible reconstruir las palabras de Unamuno porque, aunque el acto se retransmitió por la radio, el rector habló sin micrófono y no se registró su intervención, por lo que es imposible conservar un discurso de esa longitud con los posibles testimonios presenciales. Pero es que, además, los testigos no explican así lo ocurrido. Los tres testimonios presenciales publicados son los de Eugenio Vegas Latapié, dirigente de Renovación Española; el de José Pérez-López Villamil, psiquiatra de Millán Astray, y el de Esteban Madruga, vicerrector con Unamuno.

¿Cuál fue el incidente? La versión más documentada es la del historiador Severiano Delgado, en un trabajo titulado: “Arqueología de un mito: el acto del 12 de octubre de 1936 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca” (Mayo de 2018)

¿Qué explica el historiador Delgado?  El incidente, que sí que existió, lo creó Unamuno al citar elogiosamente al líder de la independencia filipina José Rizal en un acto, el 12 de octubre, día de la Raza. Ello provocó la ira de Millan Astray, veterano de aquella guerra, que gritó “Muera la intelectualidad traidora”. Hubo un tumulto de voces, y el profesor Bermejo dijo en voz alta: “Aquí estamos en la casa de la inteligencia”. No hubo réplica ni solemnidad y el acto se disolvió con algunos gritos de militares que abuchearon a Unamuno hasta el automóvil, donde fue despedido por Millán Astray y el arzobispo Enrique Plá y Deniel.

Se ha exagerado el dramatismo de lo que sucedió allí. Una posible prueba de que Unamuno no lo vivió como algo trascendente fue que, al terminar, siguió su rutina diaria y apareció por el casino para tomar café después de comer, como hacia siempre. Allí, algunos contertulios le insultaron produciéndose una situación tirante, hasta que su hijo Rafael, avisado telefónicamente por alguien, se presentó en el casino para proteger a su padre y llevarlo a casa. Es cierto que la posición de Unamuno tuvo consecuencias ya que fue cesado como concejal del ayuntamiento de Salamanca y, días después,  como rector.



También es discutible el contenido de la entrevista de Unamuno con Franco basada en un relato de un periodista francés en noviembre de ese año. Aquí si que  la versión del director es libre, ya que lo que se habló no es conocido con un nivel mínimo de fiabilidad. Mucho menos probable es la destacada influencia de Millán Astray en las reuniones de la Junta Militar, o la decisión personal de Franco del cambio de bandera. Según mi opinión, estas son cuestiones menores que se deben a la creatividad de los guionistas.

Considero que Amenábar no ha hecho bien su trabajo de asesoramiento histórico o bien que eha elaborado una historia interesado en el efectismo dramático de la escena final de su película. Pero claro, es una pelicula comercial que se puede permitir lo que quiera en su relato. Lo malo es que pretende tener visos de fiabilidad histórica según las declaraciones del director.

Lo dicho ni empequeñece ni afecta la gran consideración que hay que tener por el gran poeta, novelista y pensador que fue Miguel de Unamuno. Nunca estuve de acuerdo con Joan Fuster cuando nos decía que Unamuno era la Conchita Piquer de las letras españolas. 

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