sábado, 29 de enero de 2011

PISA 2009: UNA PRIMERA MIRADA



PISA 2009: UNA PRIMERA MIRADA

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Publicado en En: Aula de Innovación Educativa núm 198 Enero 2011


Las posibilidades del Informe PISA para conocer los rendimientos educativos son de gran valor. Ello implica analizar los resultados, no solo como un indicador referenciado con el conjunto de países que realizan las pruebas sino, sobre todo, a la luz de los factores personales del alumnado y los factores contextuales de cada país. Trabajando estos datos es posible aproximarse a las diferencias entre chicos y chicas, a la influencia de los estudios de los padres y del origen socioeconómico de los estudiantes. También podemos conocer, si combinamos los datos del PISA con otros indicadores, el papel que tiene en los resultados el funcionamiento de los centros, o de los valores y actitudes ante el saber, al peso de las estrategias de aprendizaje o las inversiones financieras y de otros recursos en el sistema educativo, etc.

Este tipo de análisis exige tiempo. Por ello, conviene aclarar que con los primeros datos que nos ofrece el informe ejecutivo de la OCDE tan solo podemos realizar apreciaciones de carácter general sin posibilidad todavía de entrar análisis más precisos. Estas son algunas valoraciones fruto de una primera mirada:

En primer lugar, hay que decir que los alumnos españoles se sitúan en la parte baja de la zona intermedia de los países de la OCDE (32), y no en la “cola” como dicen algunos indocumentados. Son resultados que no permiten hablar de fracaso rotundo pero tampoco de éxito.

Segundo: el número de alumnos que no llega a los resultados mínimos coincide con los que ofrecen otras evaluaciones e indicadores: casi un tercio no alcanzan el nivel esperado. Son alumnos que, como se ha demostrado para Cataluña, arrastran un déficit desde la educación Primaria y que la ESO no puede recuperar.

Tercero: el grupo de alumnos con alto nivel es mucho más bajo que el de los países de nuestro entorno. La acumulación de los resultados en niveles medios no supone que nuestro sistema sea más equitativo sino más mediocre.

Cuarto: en el conjunto de países que han realizado la prueba (65), España forma parte del grupo con sistemas educativos con resultados altos, todos ellos con puntuaciones cercanas a la media de la OCDE y con sistemas que superan siempre los cuatro mil quinientos dólares (PPA) por alumno y año.

Quinto: los resultados españoles, como los de la mayoría de países, están estabilizados y se sitúan siempre en una franja similar desde el primer estudio del año 2000. No se aprecian indicios de mejora pero tampoco de empeoramiento. De todas formas, puede ser considerado un sistema eficaz en la medida que ha mantenido unos resultados estables en un periodo que ha incorporado a sus aulas un diez por cien de población inmigrante, que, como se puede observar en años anteriores, obtienen resultados bajísimos.

Sexto: las chicas son mucho mejores que los chicos en comprensión lectora. En cambio, los chicos las superan en matemáticas y, con menos ventaja, en ciencias.

Por último, conviene señalar que, siendo el PISA una de las mejores evaluaciones internacionales de rendimientos escolares, no es ni mucho menos el Oráculo de Delfos ni un pie de rey de la educación. No puede ser considerado tampoco como un diagnostico completo de los sistemas educativos. Hay muchos más elementos que analizar y más indicadores que considerar para saber cómo va nuestra educación.

Joaquín Prats.

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