EVALUAR, MA NON TROPPO
J.Prats. (Publicado en El Periódico. 7 de Mayo de 2014)
Un sistema educativo sin un buen dispositivo de evaluación, es como un
barco sin brújula en un mar agitado. Y así ha navegado nuestro sistema durante
muchos años. Ello ha permitido todo tipo de valoraciones basadas en
apreciaciones subjetivas o condicionadas por la ideología. Para poder mejorar
la educación se hacía necesario tener, entre otros indicadores, datos objetivos
de los resultados escolares. Las evaluaciones de rendimientos de la IEA y las de
la OCDE (PISA) abrieron una etapa que ha provocado una fiebre evaluadora por
parte de las administraciones. Se ha pasado del casi nada a demasiado.
La finalidad de la
educación es educar, no evaluar. Es poner a la escuela al servicio del
aprendizaje del alumnado y no a este al servicio de los puntuaciones que obtienen
las escuelas en las evaluaciones externas. La nueva ley educativa (LOMCE) ha caído en esta fiebre obsesiva de evaluar
cada dos años a todos los alumnos. Una fiebre que ya tuvo la educación catalana
a principio de los dos mil: una política evaluativa invasiva. Un exceso de
evaluaciones hace de este instrumento una herramienta inútil y condiciona
negativamente la acción didáctica. Conviene recordar que por pesar muchas veces
un pollo este no engorda más.
Es por ello que quizá convendría reducir las pruebas externas de
rendimientos a una al final de cada etapa (Primaria y ESO), permitiendo
autoevaluaciones intermedias a criterio de cada centro. También conviene
recordar que una prueba de rendimientos escolares no equivale a una evaluación
de la educación ni del conjunto de la formación que reciben los alumnos. Es un
dato más que debe analizarse en el contexto de una evaluación que exige una
mirada más completa y natural de la realidad escolar.
Pese a lo dicho y por lo dicho, hay que decir que la prueba que se ha celebrado esta semana es
una pieza importante y debe valorarse positivamente. Como decía el profesor
Valverde, para entrar a la Universidad sólo hay que saber leer y escribir,
dicho esto en sentido fuerte. El primer nivel de esas competencias (que incluye el lenguaje matemático) es lo que
se intenta medir en esta prueba. El resultado de lo que se obtenga, además de ofrecer
información individualizada a las familias, deberá servir para que las escuelas
dispongan de datos referenciados que permitan una reordenación de trabajo
diario en las aulas.
La indiferencia ante las diferencias, por usar la expresión de Philippe. Perrenoud, es un medio seguro para anular la fuerza transformadora de la educación. No atender a la diversidad transforma las desigualdades iniciales en desigualdades de éxito escolar. Por esa razón evaluación de final de la Primaria apunta también a este mecanismo de detección de la diversidad.
Medir la realidad es mucho más que constatar algo dado. Es una herramienta
para transformar y dar un nuevo sentido a las prácticas educativas. Si se
quiere hablar de termómetros y radiografías, habrá que admitir que, en el
ámbito escolar, esos instrumentos no sirvan tan sólo para certificar un
diagnóstico. Son parte de la solución.
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ResponderEliminarM' agrada; és una opinio sensata.
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