LA PERVERSIDAD DE LOS MEDIOS: UN RELATO EN TRES ACTOS
Joaquín Prats
Publicado en Escuela el 24
de Noviembre de 2011
Primer acto: Hace unos días la Fundació Bofill presentó un informe sobre el
PISA-2009. Convocó una rueda de prensa a la que acudieron periodistas de medios
catalanes y de algunos periódicos que tienen su principal sede en Madrid. Al parecer, el responsable del informe, un
profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, explicó que una de las
razones por los que los resultados en Cataluña habían mejorado ligeramente
respecto a ediciones anteriores era que, supuestamente, la Generalitat de
Cataluña había manipulado la muestra eliminando al alumnado con menos
posibilidades de realizar las pruebas con éxito.
La prensa, algunas emisoras de radio y la televisión de Cataluña dieron la
noticia de la manipulación con profusión; periódicos como El PAÍS lo
publicaron en portada nacional. La
Razón, ABC y otros medios de líneas editoriales semejantes estuvieron encantados señalando que esta manipulación había sido una maniobra para demostrar que los
chicos catalanes sabían menos lengua (se supone que la castellana) de lo que
dice la Generalitat cuando defiende la inmersión lingüística. Lo que al parecer
desconocen estos periódicos es que las pruebas no se hicieron en castellano
sino en catalán. En un tono similar, muy sensacionalista, se explicó en algunas
cabeceras de programas radiofónicos de amplia audiencia, como el que presenta y
dirige Carlos Herrera en Onda Cero, en Esradio, de Jiménez Losantos, y en otras
emisoras.
La SER, Punto Radio y Cataluña Radio, esta última, como dice Vicenç Navarro,
famosa por su falta de objetividad en su programa matutino, dedicaron amplio
espació a difundir la noticia. La televisión catalana, en su canal de noticias,
repitió hasta la saciedad una entrevista con el director del estudio en el que
se destacaban las dudas sobre el rigor del PISA en Cataluña.
Segundo acto: Pronto se comprobó que lo que habían difundido los medios de
comunicación no era cierto. La propia Fundació Bofill, en una nota aclaratoria,
señalaba que no se había puesto en duda la representatividad de la muestra y
que no había atribuido ninguna manipulación
a nadie de la administración o de la OCDE. Por su parte, Andreas
Schleicher, director de educación de la OCDE y máximo responsable del Informe
PISA, en un escrito que envió a EL PAIS manifestaba rotundamente que la muestra
catalana era incuestionable y totalmente representativa, desautorizando a la
Fundación Bofill y poniendo de manifiesto, de forma bastante detallada, incorreciones estadísticas del mencionado
informe.
Por último, el Dr. Calero y yo mismo, como ex presidentes del Consell
Superior d’Avaluació de Catalunya en
el periodo en que se realizó la edición del PISA, publicamos un artículo en la
edición catalana del diario Público y una breve columna en las páginas de
educación de El País. Queríamos con ello salir al paso de las graves
afirmaciones que aparecieron en los medios antes citados y explicar que no era
posible ningún tipo de manipulación por parte de la Generalitat, ya que quien
realiza la muestra y aplica las pruebas es la OCDE o las empresas que se
contratan al efecto.
Ofrecimos sendos artículos a La Vanguardia y a El Periódico en el que
rebatíamos lo que esos mismos periódicos habían publicado sobre el informe de
la Fundació, pero no aceptaron su publicación arguyendo over booking de artículos y, en el caso de El Periódico, que cuando
se publicase ya no sería de “interés”. Es cierto que, en un espacio mucho más
reducido que el de la noticia que dio origen a este asunto, El País y La
Vanguardia redactaron una nota explicando el contenido de la carta del
responsable de la OCDE. En el caso de La
Vanguardia, añadieron unas breves declaraciones nuestras. Radios, televisiones
y resto de la prensa: silencio absoluto.
Tercer acto: “Que la verdad no estropee una portada”, es la conclusión a la
que he llegado en este asunto. No importa el daño hecho al programa PISA, al
departamento de Educación de la Generalitat,
a una institución tan respetada como el Consell Superior d’Avaluació, al prestigio profesional de los que
presidimos este organismo, y a los excelentes técnicos que lo integran. El tema fue flor de un día y la incompetencia
de los reporteros y la irresponsabilidad de los responsables de las redacciones
sembraron otra noticia más, en este caso también negativa y totalmente falsa,
sobre nuestra educación. No se restauró la verdad.
Los medios de comunicación han contribuido, una
vez más, al desprestigio de la educación al informar sin contrastar y buscar
siempre lo más sensacionalista. Esta actuación ha supuesto un coste no
despreciable en términos de descrédito para las instituciones que rigen el
sistema educativo en Catalunya y, en general, para la evaluación del sistema
escolar. Ese descrédito, difícilmente reversible y cuya incidencia perdurará en
la comunidad educativa, quizás podría haberse prevenido mediante planteamientos
más cuidadosos y respetuosos con las personas e instituciones. No solo es una
cuestión de falta de finezza periodística, se
trata de una cuestión de falta de profesionalidad.
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