POTENCIAR LA EDUCACIÓN INFANTIL
En España, la Educación Infantil está considerada como parte
del sistema educativo, predominando esta orientación sobre la meramente
asistencial. Aunque esta etapa (0-6) no es obligatoria, al ciclo de los 3 a los 6 años, que
es gratuito, acuden la práctica totalidad de los niños y niñas. Ocurre igual en Francia, Italia, Suecia o
Dinamarca, donde casi el cien por cien de los niños y niñas mayores de tres
años están escolarizados.
Esta situación no se da en todos los países: en Finlandia,
Corea, Suiza, Australia, Irlanda y otros,
la escolarización se inicia más tarde, a partir de los cuatro o cinco años. Son
pocos los padres que eligen instituciones escolares para las edades anteriores.
La atención de los menores de cinco años se efectúa en centros de carácter
asistencial, privados o ligados a empresas o instituciones locales; también en
formas variadas de organización de las propias familias. Ello no significa que
no se empleen recursos públicos para la atención a la infancia. Son comunes las
ayudas económicas o los periodos prolongados de licencia laboral que permitan
el cuidado y educación de los niños en los hogares.
Esta diversidad no contradice lo que es unanimidad en todos
los países avanzados: que las bases del aprendizaje se deben iniciar a edades
muy tempranas. Ello conlleva una apuesta por la educación infantil entendida
como el conjunto de formas organizativas (escolares y no escolares) y
actividades desarrolladas en una gran diversidad de modalidades, que tiene como
denominador común que todas ellas están diseñadas para fomentar el aprendizaje
y el desarrollo emocional y social de los niños.
Lo que no es tan habitual es la escolarización en el periodo
de cero a dos años. En casi todos los países las tasas son muy bajas, casi
siempre menores al cinco o seis por ciento, lo que no significa que los poderes
públicos de estos países no velen con normas y ayudas económicas la asistencia
y la educación de los niños. En España se ha optado por crear instituciones que
ofrecen el primer ciclo de la etapa infantil con carácter escolar. Es una
apuesta que muchos expertos creen de futuro, como lo está siendo la
escolarización a partir de los tres años que está creciendo en la mayoría de
países de la OCDE. A pesar de la no gratuidad del ciclo, España se sitúa en el
primer lugar mundial en tasas de escolarización de estas edades, seguida a
distancia por Rusia. Destaca Cataluña donde un 57% de los infantes de dos años
acuden a escuelas infantiles.
Esta apuesta tan decidida por la educación infantil escolar responde
al convencimiento de que este modelo garantizará, mejor que cualquier otro, la igualdad
de oportunidades y los mejores resultados educativos posteriores. Contrariamente,
algunas investigaciones no recomiendan la escolarización tan temprana. Bruce
Fuller (Universidad de Berkeley) dice que cuanto más pronto es escolarizado un niño, menor es su desarrollo
social y emocional. Otros, Robin Alexander (universidad de Cambridge), alerta
de los perjuicios de una excesiva escolarización a estas edades. De todas
formas, la mayor parte de las conclusiones de la investigación pedagógica apuntan
en sentido contrario.
Como
señala el informe Delors, la educación infantil
“puede contribuir a la igualdad de oportunidades al ayudar a superar los
obstáculos iniciales de la pobreza o de un entorno social o culturalmente
desfavorecido”. Si la educación es un
derecho y hay que compensar las desigualdades, queda claro a quien deben
dirigirse las ayudas, si es que los recursos no alcanzan para todos.
Joaquim Prats
Catedrático de la UB